
Cada vez más parejas se encuentran con dificultades a la hora de concebir un hijo. Una de las causas más frecuentes es la astenozooespermia, también conocida como esperma vago. Acompáñanos para conocer las causas del esperma vago y hasta qué punto este problema es un impedimento para lograr un embarazo. También vamos a ver qué tratamiento está indicado en caso de espermatozoides con poca movilidad.
¿Qué es la astenozooespermia?
La astenozooespermia se define como la escasez o la falta de movilidad de los espermatozoides producidos por un hombre sin que existan alteraciones en la concentración o recuento espermático.
Esta falta o merma en la movilidad de los espermatozoides se manifestaría en una proporción importante de los espermatozoides. Debido a esto puede complicarse la posibilidad de embarazo sin la ayuda de un tratamiento de fertilidad o de la fecundación in vitro.
La poca movilidad en los espermatozoides es un problema de fertilidad masculina, aunque los mal llamados espermatozoides vagos suelen dificultad la concepción incluso cuando la mujer se encuentra en las condiciones de máxima fertilidad.
Posibles causas de la astenozooespermia
- El consumo de alcohol o de tabaco.
- Una mala alimentación. Muchas veces se ha asociado a la astenozooespermia un déficit de vitamina E y problemas de obesidad.
- La exposición continuada a ciertas sustancias que van desde drogas como la cocaína hasta sustancias habituales en el ambiente que, al superar un determinado umbral, pasan a ser contaminantes o tóxicos. En un sentido más amplio la contaminación química o térmica pueden incluir en la calidad del esperma.
- En algunos casos, el estrés prolongado.
- La edad. A partir de los 45 años, el esperma pierde calidad y aumenta el riesgo de que se presenten más abortos, así como alteraciones fetales.
Esperma vago y embarazo
El presentar lo que se suele conocer en lenguaje popular como espermatozoides vagos y el embarazo no son excluyentes, aunque sí es cierto que, a mayor gravedad en la astenozooespermia, mayor es también la posibilidad de embarazo por métodos naturales y sin la ayuda de algún tipo de tratamiento, bien sea para el varón, bien para la mujer.
Como norma general, se recomienda esperar a que haya transcurrido un año desde que se intenta lograr el embarazo sin ayudas. En ocasiones, la espera puede demorarse y alcanzar los dos años. Aunque a partir de los 12 meses los futuros progenitores se sometan a una revisión médica.
En el caso del padre, el estudio debe incluir un seminograma, la evaluación de la posibilidad de sufrir varicocele y un repaso a una serie de enfermedades infecciosas que se pueden haber sufrido con anterioridad, siendo el ejemplo más típico el de las paperas en la edad adulta.
Si se diagnostica un problema de espermatozoides con poca movilidad existe tratamiento. Se suele recomendar la fecundación in vitro (FIV), ya sea convencional o mediante ICSI (inyección intracitoplasmática de espermatozoides), mientras que se desaconseja la fecundación artificial.
Se suele hablar de espermatozoides vagos para referirse al esperma con una elevada proporción de espermatozoides con poca movilidad o escasa población. Cuando la concentración de espermatozoides vivos es normal, pero no presentan la movilidad deseada para lograr una fecundación natural en el plazo de un año, se habla de astenozooespermia.
Como es lógico, existen varios grados y la severidad del caso será lo que determine cuál es el mejor tratamiento si el embarazo no se presenta. Los factores ambientales y los hábitos de vida pueden alterar e influenciar sobre la calidad del esperma. Por ello, cualquier tratamiento debería comenzar una vez el futuro padre haya adoptado una dieta saludable y un estilo de vida activo. Así se maximizarán las posibilidades de éxito del tratamiento en los primeros intentos.